La medicina regenerativa es, sin duda, el campo de la biomedicina que más nos acerca a los escenarios futuribles de la ciencia ficción. Manipular células madre, clonar; en definitiva, crear tejidos artificiales al más puro estilo Blade Runner está cada vez más cerca de formar parte del abanico de herramientas que la medicina tiene a su alcance para tratar las enfermedades. Como siempre, sin embargo, no importa cuál sea el ritmo al que avanza la ciencia, que la reflexión y el debate ético irán siempre por detrás. Es por eso que se agradece leer trabajos como el informe Quiral 2013, elaborado periódicamente por la Fundación Vila Casas junto con el Observatorio de la Comunicación Científica de la UPF, y que este año va dedicado justamente a la medicina regenerativa.
El informe pone sobre la mesa el estado actual de esta tecnología (aunque en una fase muy experimental, por cierto), pero -más importante aún- pone en evidencia los vacíos y las carencias que la comunicación científica está teniendo en un tema tan delicado como éste, y que puede evolucionar hacia escenarios poco deseados para la medicina del futuro.
En la corta vida que ha tenido de momento la medicina regenerativa, ya se han producido algunos fraudes sobre los resultados obtenidos, que los medios de comunicación han esparcido sin filtro antes de que las «noticias bomba» se pudieran corroborar debidamente. Mucha rentabilidad mediática y poca información científica, según el informe quiral, que anima a medios de comunicación y a sociedades científicas a trabajar conjuntamente para mejorar el conocimiento general de la población sobre esta medicina.
Pero este no es el único toque de atención que el informe hace a los medios de comunicación: los cañones también apuntan hacia lo que llama fomento del vedetismo» de algunos investigadores. De nuevo, la fórmula comunicativa que más vende (la cara visible, el científico mediático que ha fichado por Barcelona con la cláusula de rescisión inalcanzable) desbanca a la didáctica y a la pedagogía científica.
Los medios de comunicación tienen un compromiso ineludible con la educación y la audiencia, porque solo una estrategia comunicativa basada en la pedagogía y enriquecida con la reflexión abierta puede dar herramientas a la población para hacer frente a los debates y dudas que, seguro tendrán lugar cuando la creación de órganos y tejidos (y quién sabe si de organismos enteros) «a medida» sea una realidad cotidiana en medicina.