Este fin de semana ha habido una serie de hechos que confluyen en el denominador común de la guerra. Maldita guerra, siempre y donde sea.
El sábado se cumplía el 75 aniversario de la muerte de Antonio Machado, un poeta espiritual universal que la guerra del general Franco, fruto del golpe de estado que precedió a la dictadura, llevó a la Cataluña Norte. Gracias a Joan Manuel Serrat, que divulgó; pero yo lo aprendí de la voz rota y reivindicativa de Paco Ibáñez en el Olimpia, en proverbios y cantares que mantienen una vigencia tan fresca…!
Está claro que la guerra no declarada se producía en Ucrania, y Kiev se convertía en el núcleo de atención informativa del ámbito europeo. En el resto del mundo hay tantas de malditas guerras en marcha, vivas y alimentadas por oscuros intereses que se pierden por las páginas de prensa. Las imágenes de la televisión y las voces de enviados especiales de las emisoras nos acercan la realidad. La profesionalidad retorna al bello oficio de contar la realidad. Son muchos los que habría que mencionar, pero un reportaje de Lluís Caelles en el Telenotícies vespreTelenotícies la noche del jueves día 20 (la información comienza 4’45», pero es a partir del minuto 7 cuando arranca el reportaje con la del equilibrio emocional del trabajo bien hecha, aunque cuesta).
Mientras estaba cayendo el presidente ucraniano, el sábado por la tarde, cayó WhatsApp en todo el mundo durante unas 4 horas, desde las 19.30 a las 23.30. La red global se derrumbaba, … viva la red, pues Telegram registró un ritmo de 1.000 altas por segundo. Parece una barbaridad el ansia de comunicación que tienen las personas, cuando a menudo, falla la relación personal y directa entre las personas.
Justamente todo esto sucede en vísperas del inicio del Congreso de telefonía móvil. Barcelona se convierte en vanguardia mundial de los widgets y utensilios que nos ayudarán a conocer a los poetas universales, seguir las malditas guerras y comunicarnos exponencialmente en todo momento, en todo y por todo. La comunicación omnipresente.