Un drone es un vehículo aéreo no tripulado que tiene la habilidad de realizar vuelos de forma autónoma, que se puede manejar remotamente y que, a diferencia de un equipo de radio control, no necesita de un operador humano para funcionar.
Según el analista Steve Zaloga, especialista en publicaciones de tecnología militar, en una carta al Defense News indica que el término Drone significa “abejorro” o “zángano” y que ya se usaba hace más de 80 años en EEUU, aplicado a los aparatos voladores no tripulados. Y surge como contrapartida a un avión desarrollado por el Reino Unido, que era controlado remotamente para prácticas de tiro antiaéreo y que se llamaba The Queen Bee, traducido sería “La abeja reina”.
Estos vehículos tienen la particularidad que sus rutas se pueden trazar mediante sistemas de GPS. Actualmente su uso genera mucha controversia social. Por un lado hay quienes lo asocian únicamente con fines militares (ya que es de público conocimiento que los mismos han sido utilizados en las campañas militares de Pakistán y Afganistán), por otro lado está la mirada de quienes ven a estos drones como un juguete sofisticado para uso doméstico/ciudadano.
Pero también hay otras ópticas respecto al tema, y que están asociadas más a la idea de innovación, ya que algunas compañías están utilizándolos en experimentos para optimizar sus tiempos de entrega. Y se está pensando en la utilidad de que sirvan como herramienta para detectar incendios forestales, reconocimiento de extensiones de territorio afectadas por desastres naturales etc.
Como no todos los usos que se le da a este tipo de vehículo son responsables, y además porque se convertirá en algo muy accesible para las compañías, instituciones y personas, uno de los principales inconvenientes con los que se encuentra el uso de drones es la falta de legislación al respecto a dónde, cómo y bajo qué condiciones se los puede hacer volar. Cabe destacar que en el caso de España en el año 2014 se aprobó una normativa temporal, el Real decreto-ley 8/2014, que es una ley que se alinea con las vigentes en países como Austria, Finlandia y Francia, entre otros. También definir qué permite la utilización de drones para fines lúdicos, comerciales y profesionales. Pero especificando entre otras cosas, que pueden pesar hasta 25Kg y deberán volar hasta una altura que no sobrepase los 120 metros. Limitándolo en algunos casos a que haya un contacto visual con el mismo de hasta 500 mts.
Como ejemplo, en Estados Unidos la empresa Amazon ha obtenido un permiso “experimental” para realizar la entrega de paquetes a sus clientes. Los drones pueden transportar mercancías que no pese más de 2,525kg y tienen un alcance de 16 kilómetros.
Pensando en un mundo más smart, sin duda la utilización de estos drones en el futuro podrán ser de mucha ayuda para la sociedad. No sólo por las funciones mencionadas anteriormente, sino también porque podrían ayudar a monitorear la agricultura, la seguridad, obras sanitarias, obras civiles etc. Por tanto el desafío residirá en que sepamos hacerlo en sincronía con el “internet de las cosas”, usándolos responsablemente para nuestro desarrollo y el de las Smart Cities.