La comunicación en línea, basada en el marketing digital, ha supuesto una constante transformación en torno al desarrollo de las nuevas tecnologías, en donde el surgimiento de la interconectividad inalámbrica, sumada a la invención continua de nuevos widgets y de dispositivos móviles (gadgets), han propiciado un constante y acelerado avance.

Este hiper desarrollo, que se inició con la compactación de los ordenadores, comenzó a generar “aproximaciones – distanciamientos” de algunas prácticas “informáticas”, promoviéndolas al éxito, conduciéndolas al cambio… o al olvido. Ejemplo de ello son las llamadas telefónicas de conferencia, que migraron desde el teléfono a Internet, para dar paso a las video llamadas, ¿les suenan Skype, FaceTime o Hangouts?

Para el caso del mailing, el contexto no dista mucho del anterior ejemplo. Como definición y recurso/herramienta de mercado, el mailing es una táctica que tiene como antecedente al correo directo, el cual emplea como canal el servicio postal para el envío, bajo previa suscripción, folletos, carteles publicitarios, ofertas o promociones a sus clientes asiduos.

El mailing opera de igual modo, solo que lo hace de forma electrónica. La adaptación de esta práctica sin duda se ha basado (como en la mayoría de los casos) en la relación costo-beneficio, ya que resulta más económico redactar, diseñar y enviar un e-mail que incluir la imprenta y el reparto.

De esta oportunidad, pueden plantearse excepciones “parciales”, como es el caso de algunas importantes marcas de alta costura, quienes durante este 2015 volvieron a apostar por la versión impresa de sus catálogos. La entrega del material gráfico sólo se destinó a un público asiduo, establecido a partir del número de ventas, por lo que ello no implicó el desuso del mailing. Estas tácticas se complementaron dentro del mapa de públicos.

Y como el avance tecnológico sigue la corriente de un “río con gran cauce”, hay quienes afirman que del marketing online el mailing desaparece poco a poco. Si bien esta táctica ha visto una disminución en su empleo, quizá porque se le ha subestimado frente a otros canales (como las redes sociales, Facebook principalmente), su adecuado uso aún puede brindar excelentes resultados, tal como se citó en el anterior ejemplo. No olvidemos que de las estrategias, las tácticas se complementan para el éxito de la campaña.

¿Qué el mailing es complicado? Seamos honestos, cada vez que se aloja un mail en nuestra bandeja de entrada teniendo como remitente alguna marca o empresa, simplemente no lo leemos; vaya, ni lo abrimos. En el peor de los casos (para el emisor) lo enviamos a la papelera…

Lo fácil del mailing no se basa sólo en el envio masivo de mails, sino de la planificación previa; desde el correcto mapeo de públicos, pasando por un adecuado y atractivo titular (sujeto del mensaje – capaz de llamar la atención de nuestro receptor: el público meta), hasta el adecuado empleo del recurso visual (imágenes, gráficos e ilustraciones que realmente vistan, o complementen al contenido, y que su uso no sea saturado, o viceversa).

También es importante cuidar la longitud del texto. Saber comunicar la idea central con las palabras exactas será la clave de nuestro correo, ya que contenidos extensos podrían aludir a la pereza de su lectura; lo mismo sucede con el uso de los enlaces, es importante no perder el objetivo de nuestra estrategia; es decir, lograr captar la atención del usario sobre la base de la acción propuesta.

La personalización del correo electrónico, mediante el remitente personificado (identificar el nombre de quien escribe, y cierre de empresa, como responsable) puede llegar a generar a nuestros destinatarios la sensación de cercanía; a ello deben sumarse acciones de posible éxito de comunicación, tipo “cara a cara”.

Lo anterior tiene estrecha relación con la duplicación del texto. Para evitarlo, una agenda de contenidos podría ser de mucha utilidad, ya que es aquí donde se incurre en la planificación de los calendariosde mailing, o bien el planteamiento de un posible feedback a fin de conocer mejor la opinión de nuestros usuarios.

Para ello, una encuesta o un texto de cierre con alguna pregunta podrían ser suficientes… Y hablando de preguntas, es vital no olvidarnos del mensaje sobre la opción de decisión libre del usuario para seguir, o no, recibiendo nuestras notificaciones; todo esto brinda una sensación de empatía. Ocurre lo mismo con la valorización de la venta implícita (preventa en el correo), puesto que para algunas personas podría connotar acoso de venta y por consiguiente apatía con la marca.

Finalmente, te habrás percatado que la planificación del mailing sigue siendo clave, como en otros recursos de comunicación y marketing; su reivindicación y adecuada adaptación tecnológica contribuirá a asegurar el éxito de nuestras campañas.